Hay un día al año que nunca nos deja indiferentes. Bueno, un día y sobre todo, una noche. El día más corto seguido de la noche más larga. Una fecha perfecta para celebrar y saborear la vida, socializar, agradecer lo recibido, deshacerse de lo que ya no nos sirve y dar saltos de alegría. Eso sí, saltos por encima del fuego o de las olas del mar. Damos la bienvenida a una fecha entrañable: La noche de San Juan.