Hablemos de nuestro Café Ecológico
Hablemos de nuestro Café Ecológico

El café ha sido, desde siempre, el punto de partida para iniciar una buena conversación. Pero hoy de lo que queremos hablarte es precisamente del café, de nuestro café. De su calidad, de su origen y de todo aquello que lo hace delicioso y que consigue dejar un buen recuerdo en los paladares de nuestros clientes.

Y es que tenemos un café elaborado expresamente para Santagloria, con un sabor en taza redondo y un cuerpo cremoso, que proporciona una acidez suave y equilibrada, junto con una gran intensidad aromática.

Nuestro café se presenta en dos variedades:

Ecológico Natural      

Combinación equilibrada de cafés arábicas con robustas centroamericanos procedentes de agricultura ecológica, destacando por su agradable sabor, aroma en bolsa y crema persistente. Gracias a su balanceado cuerpo es la solución perfecta para cafés solos y cafés con leche. 

Ecológico Natural Descafeinado

Caracterizado por una gran selección de cafés arábicas descafeinados procedente de la agricultura ecológica proporcionando una taza suave equilibrada y con un grado de acidez excelente. Adecuado para tomar a cualquier hora del día.

Si lo has probado, probablemente no te estamos contando nada que no supieras ya. Pero lo que seguramente no sabías es que nuestro café no solo es perfecto para tu desayuno o merienda, sino que detrás de él se encuentra nuestro compromiso con el medio ambiente. Además de estar envasado en un envase de aluminio reciclable, como todos nuestros cafés, infusiones y azúcar, tiene algo muy importante para nosotros: el sello ecológico.

¿Qué es el sello ecológico?

Un distintivo que señala aquellos productos cuyos ingredientes se obtienen cumpliendo los requisitos marcados por la agricultura ecológica. Es decir, un sistema de elaboración y producción de productos agroalimentarios que se obtienen sin utilizar ningún producto químico. Tampoco se utilizan organismos genéticamente modificados. Además, todos los envases son reciclables y compostables. Reciclables porque les damos una segunda vida, generando la mitad de residuos. Compostables porque al final de su ciclo de uso se van a convertir en abono orgánico (compost), volviendo a formar parte de la naturaleza sin dejar residuos tóxicos.

Por tanto, ser ecológicos significa ser respetuosos con la salud, tanto del consumidor como del productor y del medio ambiente. Y esta certificación ofrece a nuestros clientes la garantía de que los productos han tenido realmente una producción ecológica desde su origen y que se mantiene hasta llegar a tu taza.

Y hablando de su origen. ¿Conoces cuál es la procedencia e historia del café? Pues si tienes curiosidad sigue leyendo. 

El café, como lo conocemos hoy, tiene sus raíces en África, en lo que hoy es Etiopía. La leyenda cuenta que un pastor llamado Kaldi descubrió el café cuando notó que sus cabras se volvían más enérgicas después de masticar los frutos de un arbusto desconocido. Intrigado, probó los frutos él mismo y experimentó una sensación de vitalidad renovada. Kaldi compartió su descubrimiento con un monje local, quien utilizó los frutos para crear una bebida que lo mantuvo despierto durante las largas horas de oración. Así nació el café.

Poco a poco, el conocimiento de esta nueva bebida se extendió a través de la península arábiga y a lo largo de la Ruta de la Seda. En el siglo XV, los comerciantes árabes comenzaron a tostar los granos de café, creando el sabor y aroma que conocemos en la actualidad. Así llegó a convertirse en un elemento central en la cultura árabe, donde se establecieron los primeros establecimientos de café que pronto se convirtieron en centros de intercambio de información y debate, lo que contribuyó a la expansión del conocimiento y la cultura en la región.

En el siglo XVII, el café llegó a Europa a través de Venecia, y rápidamente se propagó por todo el continente. Los cafés se convirtieron en puntos de encuentro para intelectuales y pensadores, dando origen a lo que más tarde se conocería como las "casas de café". La bebida ganó tanta popularidad que se establecieron las primeras casas de café en Inglaterra, Francia y otros países europeos. En el siglo XVIII, los europeos llevaron el cultivo del café a sus colonias en América Central y del Sur, creando plantaciones que transformaron la economía de la región. El café se convirtió en uno de los principales productos de exportación, además de pasar a formar parte de la cultura y la vida cotidiana en América Latina. 

A lo largo de los siguientes siglos el café consiguió llegar a todos los rincones del mundo y hoy es mucho más que una fuente de cafeína. Es una experiencia, un ritual e incluso una expresión de identidad, que muestra la diversidad de la especie humana. Porque no es lo mismo un espresso italiano, una pequeña pero poderosa taza de café concentrado, que un café turco, cuyos granos se muelen en un polvo muy fino y se calientan en una pequeña olla sin llegar a hervir. Y viniendo todos de los mismos granos, la experiencia es completamente distinta si te tomas un Café au lait que combina café y leche calientes en la misma proporción que si degustas un café americano, mucho más suave, que se obtiene agregando agua caliente a un espresso.

Así que, cuando sostengas una taza de nuestro café en tus manos, además del cariño que le ponemos en Santagloria, estás sosteniendo más que una bebida, una historia, una tradición y un compromiso con la excelencia. Cada sorbo es un regalo para tus sentidos, una pausa en el ritmo de lo cotidiano y una invitación a disfrutar de las cosas simples de la vida.